“El hombre se hace, no está todo hecho desde el principio, se hace al elegir su moral, y la presión de las circunstancias es tal, que no puede dejar de elegir una. No definimos al hombre sino en relación con un compromiso.” (Sartre, 1990, p. 60)

Conclusiones Sartreanas

El ser de un existente es lo que parece, es el fenómeno que se revela tal cual es. La aparición es toda la esencia, puro acto, sin potencia ni virtualidad. El ser es para revelar, no revelado y la conciencia es la experiencia misma. La conciencia es revelación, revelada a sí misma, de un ser que se presenta existiendo. El ser por lo tanto es increado, innecesario, sin propósito, y sin causa. La mala fe significa mentirse a sí mismo y creerse esa mentira. Los valores existen por mí y para mí, y por esta razón no tengo excusas. Esto es lo que produce la angustia cuando nos damos cuenta que los valores no pueden existir si no los cuestiono, porque mi libertad me da la capacidad de invertir la escala de valores. El hombre tiende a escapar de la angustia, intenta no ver su conciencia pero le es imposible evitarla sin verla. En ese caso es la angustia que es a la vez la forma de la mala fe.